Las palabras homófonas, como estas, tienen siempre un origen etimológico diferente.
Basto deriva del latín vulgar medieval basto bastas bastare, llevar, cargar, bastar y este del griego bastadso, levantar, llevar, sostener. De aquí derivan tres significados interrelacionados, el palo de la baraja o bastón (en el latín medieval bastum , garrote), el aparejo que llevan los animales de carga como la albarda y también el bien abastecido, después grueso, gordo, y finalmente grosero, ordinario, tosco, rudo, vulgar, chabacano, plebeyo, patán, maleducado.
Vasto deriva del latín clásico vasto vastas vastare, dejar vacío, dejar desierto, devastar, asolar y por tanto dejar un espacio y vacío enorme; de aquí el significado de nuestra lengua de extenso, amplio, muy grande, inmenso. Ya Julio César hablaba de vastum mare (mar inmenso).